Vera Von
Lehndorff tal vez pueda ser calificada hoy en día como la proto modelo.
Nació en 1939, en el seno de una de las más importantes familias
alemanas, y que debido a sus orígenes rusos fue perseguida por los
nazis, quienes llegaron incluso a acabar con su padre, el baron Steinort
Von Lehdorff.
Cuando
cumple los 18, Vera ingresa en la escuela de arte de Hamburgo. Unos años
más tarde, en 1963, realiza un viaje a Italia para mejorar sus
conocimientos de pintura. En Florencia comienza una carrera de modelo de
forma titubenate. Pronto aprende
a emular a otras modelos de la escena de la moda como Nico, famosa por
formar parte de la V.U. y tener un pequeño papel en “La dolce vitta” de
Fellini.
Allí conoce a
Denise Serrault (una de las musas de Helmut Newton) y se traslada con
ella a París, donde no consigue triunfar. Un año más tarde, Eileen Ford
la invita a Nueva York y le propone trabajar para su agencia de modelos.
Lo que hacia única a Vera eran sus inusuales medidas; media más de 1.80
y su encanto único -rostro anguloso, mirada felina- la hacia excesiva
para la época. Ya como Veruschka confesó; “Mi cuerpo era Vogue y mi
rostro era Elle, resultaba obvio que no podía funcionar!”
Volvió a
Italia donde se inventó una nueva personalidad. Decide convertirse en
Veruschka para enfatizar su exótico encanto de antepasados rusos. Adopta
un look extraño; Siempre vestida de negro (lo que no se consideraba a
la moda en aquellos tiempos) se presenta a si misma como una chica de
Europa del este y adopta una manera de desfilar muy personal que se
convirtió en su sello distintivo.
Fue con esta
nueva personalidad cuando comienza a tener éxito. En Roma conoce a
Franco Rubartelli, para quién posa en innumerables sesiones y con quién,
inevitablemente, inicia una relación.
La verdadera consagración de Veruschka vino con "Blow up" de
Michelangelo Antonioni, quién un día, tras verla posar para David
Montgomery le propone intervenir en la película. Acepta inmediatamente,
pese a que mucha gente, incluido Rubartelli, se lo desaconseja.
De hecho, tras “Blow up” su relación se deteriora irremediablemente,
principalmente debido a los celos del fotógrafo. Su affaire había durado
casi cinco años, hasta principio de los 70, y ya estaba casi roto
cuando este dirige "Veruschka" en 1971.
A ella no le gustó el título, le daba
la impresión de ser una película autobiográfica. Rubartelli insiste y
así permanece, aunque con el subtítulo de “Poetry of a woman”.
La película cuenta la historia de una
modelo que tiene una conflictiva relación con su agente/amante Luigi, a
quién intenta numerosas veces dejar aunque terminando siempre -pese a
sentirse atrapada e indefensa- volviendo a él.
Finalmente decide abandonarle. Para
darle el final y definitivo adios, le pide que la lleve al aeropuerto.
Por el camino, encuentran a un hombre vendiendo pájaros enjaulados;
Veruschka compra uno e inmediatamente lo libera (el pájaro le recuerda a
ella, sus esperanzas y deseos). Luigi intenta atrapar al ave que vuela
libre dentro del coche, lo que provoca en un terrible accidente.
Rodada a partir de un borrador más que de
un guión, la película es una filmación de monólogos entre los dos
amantes. Un bonito tour de force -inane pero cautivador- en el que prima
el aspecto visual y la música que lo envuelve, un trip casi onanista
dedicado por Rubartelli a ese espectro en forma de mujer que lo había
seducido; sin embargo es igualmente cierto que las imágenes tienen
fuerza, son verdaderas fotografías en movimiento y también una
introducción de lo que será la próxima pasión de Veruschka, la pintura
corporal.
La portada del Lp está tomada de una de
las escenas en las que aparece Veruschka pintada como una piedra, en
medio de otras muchas, solo con un ojo abierto. Estas imágenes
combinadas con la increíble música de Ennio Morricone, da carta de
naturaleza al video clip psicodélico.
Desafortunadamente la película no tuvo
ningún éxito y solo le proporcionó ingentes deudas a Rubartelli, quién
emigró a Venezuela para evitar a los acreedores. Al mismo tiempo toda
relación con Veruschka termina definitivamente.
Cuando
esta se retiró, poco después, había aparecido en la portada de Vogue
once veces. Siempre se consideró a si misma un maniquí, pero no como el
resto…tal vez también una actriz frustrada que intentó interpretar
distintos papeles en el “teatro de la moda”, evitando cuidadosamente ser
solo un muñeco. Aunque retirada de la pasarela y de los flashes para
las revistas de moda, comenzó a posar de manera distinta, experimentando
con la pintura corporal con
Holger Trulzsch; Su cuerpo desnudo se convirtió en diferentes tipos de
animales, flores, plantas, piedras... tal vez consecuencia de los
excesos de hongos y Chanel.
La experiencia visual y auditiva que
conforman película y banda sonora es un fascinante -vacuo también si se
quiere- viaje al mundo de los sentidos; el placer de las imágenes por
ellas mismas acompañadas de otra -una más- lección de clase a cargo de
Ennio Morricone. Evocadoras melodías decoradas de voces humanas a modo
de instrumentos, cuerdas atonales, campanas, psicodelia progresiva y Edda, siempre ,
Edda, confiriéndole ese aura mágica en la que gravitan los deseos y que
son, reconozcámoslo, mucho más acogedores que la rutinaria realidad que
nos envuelve.
Veruschka
La Bámbola
La Bámbola (Take 2)
Fotografía
Fuente: http://estudiodelsonidoesnob.blogspot.com
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