Carlos Bastidas y Fidel Castro, 1958
Por Barricadas
Leyendo Los que luchan y los que lloran una crónica periodística del argentino Jorge Ricardo Masetti, encontré entre los personajes de esta apasionante historia a un compatriota mío: Carlos Bastidas.
Bastidas es uno de los dos periodistas con quien Masetti entra en
contacto al subir a la Sierra Maestra en Cuba, en busca de una
entrevista a los líderes revolucionarios, era el año de 1958, Cuba era
un campo de batalla, y hacer periodismo era casi un suicidio.
Jorge describe a Carlos como un joven inquieto y entusiasta a quien la revolución y aquel pueblo aguerrido le habían conmovido tan profundamente que en sus planes estaba salir al exterior en busca de apoyo a la revolución. Pero nada de eso será posible para el ecuatoriano, Bastidas morirá pocos días después en La Habana, los servicios de inteligencia de la Dictadura le habían seguido la pista.
Masetti tendrá más suerte y logrará hacer su tan ansiada entrevista a Fidel y al Che Guevara. Pero de vuelta en La Habana, el argentino era ya hombre fichado, su reportaje a Fidel había sido escuchado por casi toda Cuba, los servicios de inteligencia del gobierno conocían ya su rostro, el intrépido periodista estaba a dos pasos del cementerio. Si bien su reportaje ha sido escuchado en casi toda la isla de sus trabajos sus jefes en Argentina no reciben absolutamente nada, todo esto le llevará a tomar una decisión casi de película: volver a la Sierra Maestra y grabar otra vez su reportaje, los peligros de esa osadía son terribles: una mujer le entrega un revólver calibre 22, no para defenderse sino para suicidarse en caso de toparse con los guardias. Pero Masetti lo logrará, Rodolfo Walsh dirá años más tarde: es la más grande hazaña del periodismo argentino. Hará su trabajo y saldrá tan campante por donde vino. Lograr aquella proeza periodística y salir con vida parece cosa de locos, increíble hasta para su protagonista.
Pero después de aquella aventura en la tierra de Martí, Masetti ya no volverá a ser el mismo, la Revolución Cubana le marcará para toda la vida.
Seis años después –y ya lejos de esta aventura– el EGP, un grupo guerrillero que había establecido su base de operaciones en Salta, Argentina, es desarticulado por las fuerzas militares del gobierno de dicho país, la mayoría de sus miembros terminan muertos, otros desaparecidos, entre éstos últimos su principal Comandante, su nombre: Jorge Ricardo Masetti...
Jorge describe a Carlos como un joven inquieto y entusiasta a quien la revolución y aquel pueblo aguerrido le habían conmovido tan profundamente que en sus planes estaba salir al exterior en busca de apoyo a la revolución. Pero nada de eso será posible para el ecuatoriano, Bastidas morirá pocos días después en La Habana, los servicios de inteligencia de la Dictadura le habían seguido la pista.
Masetti tendrá más suerte y logrará hacer su tan ansiada entrevista a Fidel y al Che Guevara. Pero de vuelta en La Habana, el argentino era ya hombre fichado, su reportaje a Fidel había sido escuchado por casi toda Cuba, los servicios de inteligencia del gobierno conocían ya su rostro, el intrépido periodista estaba a dos pasos del cementerio. Si bien su reportaje ha sido escuchado en casi toda la isla de sus trabajos sus jefes en Argentina no reciben absolutamente nada, todo esto le llevará a tomar una decisión casi de película: volver a la Sierra Maestra y grabar otra vez su reportaje, los peligros de esa osadía son terribles: una mujer le entrega un revólver calibre 22, no para defenderse sino para suicidarse en caso de toparse con los guardias. Pero Masetti lo logrará, Rodolfo Walsh dirá años más tarde: es la más grande hazaña del periodismo argentino. Hará su trabajo y saldrá tan campante por donde vino. Lograr aquella proeza periodística y salir con vida parece cosa de locos, increíble hasta para su protagonista.
Pero después de aquella aventura en la tierra de Martí, Masetti ya no volverá a ser el mismo, la Revolución Cubana le marcará para toda la vida.
Seis años después –y ya lejos de esta aventura– el EGP, un grupo guerrillero que había establecido su base de operaciones en Salta, Argentina, es desarticulado por las fuerzas militares del gobierno de dicho país, la mayoría de sus miembros terminan muertos, otros desaparecidos, entre éstos últimos su principal Comandante, su nombre: Jorge Ricardo Masetti...