Fernando Villavicencio Valencia
Ecuador: Paraíso de intermediarios petroleros. El reinado de la “mafiosa” Trafigura
22-7-2011
Un principio de la soberanía económica de un país, es aquel que considera al comercio internacional de petróleo y derivados como una actividad estratégica indelegable por parte del Estado. En el Ecuador, incluso en la época más oscura de la “partidocracia”, Petroecuador jamás cedió el control de ese negocio a empresas extranjeras, de forma tan desembozada como sucede hoy. A más de cuatro años de vigencia de la revolución ciudadana la realidad del sector petrolero ecuatoriano, en especial la del comercio externo de hidrocarburos, es igual o peor a la registrada durante la llamada “noche neoliberal”.
A inicio del gobierno, el discurso oficial hacía prever un fortalecimiento de Petroecuador en el negocio externo de los hidrocarburos, procurando eliminar o reducir el poder de los intermediarios, que durante el “oscurantismo” amasaron fortunas. En esa dirección, fue el propio presidente Correa, quien a voz en cuello declaró la guerra a los traders (comerciantes), calificando incluso a Trafigura como una empresa“mafiosa controlada por los socialcristianos”. El mote de mafiosa era un secreto a voces, para una compañía que por 15 años ha controlado gran parte del pastel del crudo, gas y derivados, pervirtiendo procedimientos.
Durante las dos últimas décadas no hay gobierno que se haya resistido a las tentaciones de los intermediarios y sus carteles de lobystas, hermanados desde entonces con oligarquías nacionales y políticos tradicionales. A partir del ascenso de la revolución ciudadana, esos mismos traders aparecen conectados a modernos clanes ecuatorianos, conocidos como los rich lefties (zurdos ricos).
En el gobierno de PAIS, el 90% del comercio externo de crudo, gas y derivados, unos 10 mil millones de dólares anuales, es manejado fuera de procesos licitatorios. Por ejemplo, el negocio de petróleo, gas, gasolinas, diesel, cutter stock y fuel oil con: Petrochina (China), Ancap (Uruguay) y Pdvsa (Venezuela), ha sido adjudicado al amparo de los convenios de alianza estratégica, cobertura de créditos, ventas anticipadas o canje de crudo por derivados. En ese sentido los premios y diferenciales aplicados, fueron establecidos por “acuerdo mutuo”, y no representaron la realidad del mercado. La única forma para verificar el mercado es a través de procesos licitatorios, lo que en Ecuador es un procedimiento de la prehistoria neoliberal.
Durante gran parte de los años 2008 y 2009 los diferenciales (castigos) de nuestros crudos se dispararon sobre los 23 U$/BL, superiores hasta en 10 dólares a los establecidos por el mercado, fue un tiempo en que los traders hicieron macro fortunas. Para el resto del período de gobierno, el promedio de premios y diferenciales aplicados por Petroecuador a las compañías estatales, en el caso del crudo, difieren de los del mercado, entre 1,5 y 3 dólares por barril, en perjuicio del Estado. Esto se explica porque las compañías estatales responsables de los contratos, figuran como pantallas de los traders privados: (TRAFIGURA=ANCAP/PDVSA y CASTOR PETROLEUM = PETROCHINA). Es evidente que los precios de facturación entre Petroecuador y las estatales son inferiores a los del mercado, en este punto entran los intermediarios a hacer su trabajo. Por ejemplo: si el precio del pan en el mercado es de 0,10 ctvs, la panadería debe vender ese pan al intermediario a 0,08 ctvs, como mínimo, para que el comerciante (trader) pueda existir. La pregunta es, ¿por qué Petroecuador no vendió directamente su crudo a los consumidores finales, como proclamó el presidente Rafael Correa, al declarar la guerra a las “mafias”, o es que por acción o inacción, acabaron siendo parte del negocio?
El socialismo del siglo 21 trajo una nueva nomenclatura de negocios, cobijada por el manto de las alianzas estratégicas. Bajo esa bandera se armaron convenios entre empresas estatales. La fórmula era vender nuestro crudo directamente a consumidores finales, y viceversa, recibir combustibles de los productores, cerrando el paso a los intermediarios. La idea era maravillosa, pero en la práctica, de acuerdo con los reportes oficiales de Petroecuador, los cargamentos de crudo ecuatoriano no tuvieron como destino las refinerías de Petrochina, Pdvsa o Ancap; de igual forma el GLP y demás derivados no tuvieron como puerto de embarque las refinerías de nuestros socios estratégicos.
El radicalismo verbal del Presidente Correa, que ha etiquetado sellos sucios en contra de varias compañías extranjeras, marcándolas como “mafiosas”, en la práctica ha servido para encubrir actividades nocivas de esas mismas mafias, coincidiendo con el dicho popular: “enemigos en público, amigos en la cama”. Solo así se entendería la hipocresía que envuelve el caso Trafigura, que de “mafiosa” acabó convertida en reina y protegida del régimen revolucionario.
Las estatales PDVSA y ANCAP aparecen como pantallas de Trafigura, así consta en los reportes de carga y descarga y en las facturas de Petroecuador. A nombre de las mencionadas compañías públicas, Trafigura toma el crudo ecuatoriano y lo revende a terceros. Los buques contratados por el trader holandés, nunca descargan en las refinerías de PDVSA, menos aún en la única planta refinadora de Ancap, “La Teja”.
El convenio con la estatal uruguaya raya en la vergüenza internacional. Petroecuador y Ancap suscribieron un contrato de canje de crudo por derivados, el mes de enero de 2011. De acuerdo con el citado convenio Ecuador entregaría crudo Oriente de 23° API para ser procesado en la refinería La Teja, a cambio nos entregarían diesel. ¿Cómo es posible que la refinería La Teja, industrialice el crudo ecuatoriano de 23°API, si la planta procesa crudos livianos de 30 y 34 °API?. ¿De dónde obtiene ANCAP el diesel para entregar a Ecuador, si es deficitario en la producción de derivados? Al calor de la verdad, uruguayos y ecuatorianos fuimos engañados, pues en nombre de la solidaridad, de la revolución y de la hermandad latinoamericana, el poderoso trader Trafigura, acabó haciendo jugosos negocios. Así es, Trafigura carga nuestro crudo en Balao y lo ubica en Long Beach, Panamá, Perú u otros puertos; de igual forma Trafigura descarga en Balao o en la Libertad, el diesel que jamás viene de la refinería uruguaya.
Para completar el escarnio, en marzo del 2010, el Presidente Rafael Correa, aprovechó la oportunidad de la posesión del Presidente José Mujica, para inaugurar el convenio entre Petroecuador y Ancap. Como consta en los reportes de los medios de información, Correa abrió las válvulas del primer buque, que según él, llegó al puerto José Ignacio en el atlántico uruguayo, procedente del puerto de Balao, en el pacífico ecuatoriano. Esa fue una representación falsa, ese buque nunca salió de Ecuador, el primer cargamento de crudo a nombre de Ancap lo llevó Trafigura a Long Beach (California), como consta en los reportes de Petroecuador; lo demás fue un teatro mediático para contentar a parte de un pueblo, engañado con una revolución de bambalina, que esconde la basura bajo las banderas de la solidaridad latinoamericana.
Trafigura: gas inflamable
El mercado del gas licuado de petróleo (GLP) es altamente dependiente de las importaciones. Entre un 80 y 85% del consumo es importado, la diferencia de costos es abismal: el cilindro de 15 kilos cuesta aproximadamente 15 dólares, mientras el precio nacional de venta subsidiado, es de apenas U$ 1,60 el cilindro. Para muestra, el último contrato directo de provisión de GLP, entre Trafigura y Flopec, de 17 meses, (noviembre 2009 a abril 2011), le representó al Estado la cifra descomunal de U$ 1 mil 540 millones, según reportes de Petroecuador.
En la economía del gas, si bien una buena parte del costo se desvía a subsidiar actividades suntuarias, industriales, comerciales y fugas por las fronteras; no es menos cierto que otra parte importante de esos costos, se pierden en los agujeros negros de la corrupción: onerosa importación, almacenamiento flotante, buques alijadores, falsos costos financieros; y, en la cadena de comercialización interna: altos costos por envasado en cilindros, transporte al granel, mantenimiento y reposición de cilindros, transporte en cilindros, y un rosario infame de gastos endosados al Estado para beneficiar negocios privados, en su mayoría extranjeros. Petroecuador pese a contar desde hace décadas con la infraestructura de despacho de gas por cilindros, apenas participa en el 1% del mercado interno, mientras las plantas estatales se pudren.
Los ecuatorianos deben saber que lo único que hace el Estado a través de la empresa pública en la cadena de comercialización interna y externa de GLP, es pagar costos, las demás actividades, desde la importación, hasta el despacho en cilindros lo hacen poderosas empresas extranjeras: Trafigura, Agip, Duragas, Repsol. Esta tragedia ha sido así durante la larga noche neoliberal y sigue intacta y aumentada en la era de la revolución ciudadana.
Fuera de toda razón, en julio del año 2007 el presidente Correa dispuso la suscripción de un convenio de alianza estratégica entre Flopec y Petroecuador por 20 años, para la construcción y operación del terminal de almacenamiento de gas en tierra, en la zona de Monteverde, provincia de Santa Elena, por la suma de U$ 270 millones, cuando seis meses antes Petrocomercial estableció un costo de U$ 94 millones. El proyecto tenía como objetivo resolver un problema estructural del sector petrolero, el de no contar con un sistema de recepción y almacenamiento de gas licuado propio, y de haber estado sometido a un procedimiento de almacenamiento flotante, controlado por dos empresas Furnnes Wity y Trafigura, que a su turno cargaron enormes costos al Estado. Se estima que el país erogó en veinte años más de U$ 1000 millones por almacenamiento flotante y buques alijadores, recursos con los cuales se pudo adquirir una flota de buques o construido varias plantas de almacenamiento de GLP en tierra.
¿Cómo funciona el negocio?: la compañía proveedora de gas entrega 70% de propano y 30% de butano en el buque madre dormido en Punta Arenas, aquí se mezclan los dos productos y se obtiene el GLP, convirtiendo al buque en una especie de industria en el mar; desde aquí se transporta la mezcla a través de pequeños buques alijadores hasta el terminal Tres Bocas, para su envío a las provincias a través de poliductos o al granel.
costos almacenamiento flotante, buques alijadores y gastos
(Fuente Flopec)
Costos operativos almacenamiento 12,90 TM
Costo operativos buques alijadores 12,15 TM
Gastos financieros 9,85 TM
Utilidad 4,54 TM
TOTAL 39,44 TM
Como se aprecia en el cuadro, el almacenamiento flotante y los buques alijadores representan un costo para el país de U$ 39,44 por tonelada métrica (TM), que multiplicado por 1´560.000 TM del último contrato directo con Trafigura, significó un costo total de 61.5 millones de dólares. Este es el único caso donde “buque parado si gana flete”, convirtiéndose en uno de los más funestos negociados de la historia petrolera. El año 2010, Trafigura informó de la venta del viejo buque Berger Racine en 13 millones de dólares. ¿Imaginémonos cuántos buques hubiéramos adquirido en 20 años?
En el marco de la alianza estratégica entre Flopec y Petroecuador, en junio del año 2009, se adjudicó un nuevo contrato de provisión de gas licuado a favor de la compañía Trafigura, con un diferencial de 73 U$/TM, para proveer 1´300.000 toneladas métricas + - 20%, a ejecutarse desde noviembre del mismo año. El contrato formaba parte del convenio con Flopec, pese a que ese convenio era exclusivo para la construcción de una planta de almacenamiento de gas en tierra, más no para la provisión de GLP. Al final, el gobierno transfirió a la Armada no solo la construcción del almacenamiento en tierra, sino también la importación de gas, uno de los negocios más complejos y estratégicos del país.
Para entregar a Petroecuador el gas ya internalizado en el país, a manera de puente, en noviembre de 2009 se firmó otro contrato entre Flopec y Petroecuador, para la provisión de 1´300.000 toneladas métricas + - 20%, pero con el diferencial incrementado a 74,45 U$/TM, o sea 1,45 U$/TM superior al diferencial de 73 U$/TM, del contrato entre Flopec y Trafigura. Debe notarse que en el contrato entre Flopec y Petroecuador, la empresa estatal se obligaba a pagar un precio internacional del producto ya nacionalizado, sin que exista para ello base jurídica alguna. Varias semanas después, el Presidente Correa tuvo que suscribir un Decreto para acomodar esta sui generis triangulación, en la cual el Estado pagaba precios internacionales (15 U$/cilindro) por un gas nacionalizado (1,60 U$/cilindro). A esa fecha se alertó sobre la injustificable presencia, ya no solo de un intermediario, sino de dos.
Los dos contratos para proveer el mismo gas, establecían una condición de entrega del producto en el terminal de Tres Bocas, es decir que tanto los costos del buque flotante como de los buques alijadores, se incluían en el diferencial de 73 U$/TM pactado con Trafigura.
Ante el incremento de la demanda interna de gas, por requerimiento del Estado, Flopec estaba en la obligación de exigir a Trafigura cumpla el contrato, incluyendo el 20% adicional, de 260 mil toneladas métricas, sumando un total de 1´560.000 TM, con el mismo diferencial de 73 U$/TM. Pero, sorpresiva e ilegalmente, desde diciembre de 2010, Trafigura empezó a notificar la “imposibilidad” de cumplir con el contrato, debido a un incremento del precio del gas y un supuesto aumento de los costos de importación (diferenciales). Ante esta realidad, el contrato contempla la aplicación de las garantías (U$ 6 millones) y la declaratoria de contratista incumplida por tres años. Si bien los argumentos de Trafigura tenían algún asidero, como resultado de los conflictos internacionales que habrían modificado el precio de los hidrocarburos e incluso cambiado los diferenciales y premios, Flopec a través de un estudio de mercado realizado en diciembre del mismo año, verificó que máximo el diferencial podría incrementarse a 137 U$/TM, no en los términos señalados por Trafigura.
Es más, en carta de diciembre de 2010, Flopec hace conocer a Petroecuador, que “Trafigura preferiría perder los 6 millones de dólares de la garantía a perder 17 millones de dólares y otras pérdidas incrementales hasta cumplir con el volumen del contrato”. La amenaza de Trafigura era una realidad inminente y olía a negociado, pero los marinos se demoraron 5 meses en aplicar el contrato y cobrar las garantías, lo hicieron asustados en mayo del 2011, luego de que se formalizó una denuncia penal ante la Fiscalía General del Estado. La estrategia de Trafigura estaba en marcha y para ello se juntaron todos los actores, incluyendo Petroecuador, Flopec y el Ministerio de Recursos Naturales.
Dos remedos de concurso de provisión de gas organizados por Flopec quedaron en simples amagues, hasta que la Armada dio el brazo a torcer y devolvió la responsabilidad de la importación a Petroecuador; aunque en el revuelto mar, pescó para sí el negocio de los buques alijadores y el almacenamiento flotante, hasta que algún día concluya la construcción de la planta en tierra.
Hasta el 30 de abril de 2011, fecha pactada de culminación del contrato entre Trafigura y Flopec, el trader entregó al país apenas 1´191.000 TM de gas, es decir no cumplió siquiera con el volumen base del contrato, de 1´300.000 TM, peor el 20% adicional de 260.000 TM, demandado por Petroecuador que sumaba 1´560.000 TM. La diferencia de 369.000 TM es lo que Trafigura se negó a entregar al Estado ecuatoriano.
En abril de 2011, Petroecuador nuevamente a cargo del negocio, convocó a un amarrado concurso internacional solo a empresas estatales, para la provisión de gas, en el cual aparecen como ganadoras dos compañías que no producen gas para exportación: ANCAP de Uruguay y PMI de México, con un diferencial nunca antes visto en las últimas décadas, de 220 U$/TM hasta el buque flotante, y 40 U$/TM adicionales por costos de almacenamiento y transporte en buques alijadores hasta Tres Bocas, este rubro a favor de Flopec. La diferencia de 187 U$/TM (260-73) multiplicada por 369.000 toneladas no entregadas por Trafigura, deja un perjuicio al país de U$ 69 millones.
Los discursos del régimen nuevamente pulverizaron a Trafigura, incluso el Ministro Wilson Pastor, en varias declaraciones públicas afirmó que el trader holandés dejaba el país; es más, en respuesta a denuncias de que Trafigura operaba a través de Ancap, señaló que el buque con 35 mil toneladas métricas adjudicado a la estatal uruguaya provenía de Dubai. Pero, según la carta de crédito entregada por él mismo ministro a la Asamblea Nacional, en mayo de 2011, ese cargamento tuvo como zona de embarque el puerto de Taboquilla en Panamá, entonces el Ministro Pastor le mintió al país, pues él sabe que Dubai está muy lejos de la tierra de Rubén Blades. En los certificados de embarque y en varios reportes del Platts, se establece que los cargamentos de gas adjudicados a ANCAP y PMI, fueron cargados, transportados y descargados por Trafigura, durante mayo, junio y julio de 2011.
Queda claro que la ruptura del contrato de provisión de gas por parte de Trafigura, así como el cobro de los 6 millones de dólares de garantía y la suspensión del trader por 3 años, fue parte de un show, que le costó al país 69 millones de dólares, pues los volúmenes de GLP que Trafigura debía entregar al país con un diferencial de 73 U$/TM, lo habría hecho encubierta en las estatales ANCAP y PMI, con un diferencial de 220 U$/TM, una diferencia de 147 U$/TM, en contra del país.
El corolario de este nuevo perjuicio a los fondos públicos, debe contextualizarse en las declaraciones del presidente Rafael Correa, de julio de 2009, cuando al referirse al concurso realizado por el INCOP en el cual se adjudicó a Trafigura la provisión de GLP, con un diferencial de 73 U$/TM, dijo: “Hace cuatro años ¿cuánto estaban robando? Ahora se proyecta un ahorro de alrededor de 69 millones de dólares”. Si antes del gobierno del Movimiento PAIS, con diferenciales superiores a los 116 U$/TM, la “partidocracia corrupta estaba robando”, preguntemos al presidente Correa, si con un diferencial de 260 U$/TM, se estará haciendo la revolución.
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